HUAUCHINANGO, PUE.- Los cronistas y narradores fueron “desairados” durante el festival del 162 aniversario de la ciudad de Huauchinango, entre ellos el ex secretario de cultura en el estado de Puebla, Sergio Vergara Berdejo. Pues tras haberlos anunciado en el programa con anterioridad, los dejaron prácticamente “plantados” y sin explicación alguna de por qué no pudieron presentarse en el conversatorio sobre la historia de Huauchinango.
El recién designado director de la casa de cultura de Huauchinango, Julio Edson Mejía Garza, convocó con anticipación mediante oficios a nombre de la administración municipal, a los cronistas de Huauchinango: Yolanda Calderón, Miguel Ángel Andrade Rivera, Mario Alberto Mejía, Martín Ignacio Rojas, Jorge Armando Hernández, Jesús Dávalos, Pancho Gómez y al ex secretario de cultura y presidente del consejo de la crónica a nivel nacional, el también huauchinanguense, Sergio Vergara.
La idea era realizar un evento que, según el programa, sería el sábado 29 de julio a las 18 horas y duraría hora y media, donde se hablaría de la historia de Huauchinango y se daría lectura a textos literarios, teniendo como escenario el montaje del tianguis tradicional que se realizó en el jardín central del pueblo mágico con motivo de los festejos.
Minutos antes de la hora, se les dijo que su presentación sería pospuesta hasta que terminara el ballet folcórico que actuaba en ese momento. Más tarde, se les avisó por terceras personas, que sería después de un recorrido histórico por la presidencia. Posteriormente, les avisaron que sería en la noche, para cerrar el programa del día.
Los cronistas convocados estuvieron reunidos en el centro del jardín reforma, a un costado de la fuente, donde se les pudo ver desconcertados por la incómoda situación. Sergio Vergara estuvo unos minutos y se retiró molesto. La cronista Yolanda Calderón, por cuestiones de edad y salud también se retiró pronto. Y así lo hicieron otros más. Ante el evidente “desaire”, ya habían acordado que mejor realizarán otro evento por su cuenta.
A los cronistas que no se retiraron, se les vio quedarse a platicar frente al kiosko de Huauchinango, a un costado de la fuente, jalaron unas sillas e hicieron un círculo para charlar en una improvisada “tertulia de cronistas”. Pero sin público y sin micrófono. Y quizás, por la presente anécdota del “plantón”, con un sabor un poco amargo, a pesar de las risas que soltaban.